Poeta y activista peruana, artista y promotora del arte y cultura en Finlandia donde actualmente radica.
Sus versos se exponen sin rodeos, llenos de oralidad “la oscuridad no se detiene / hace lo que una bola de grasa / en un paisaje empantanado de ojos // yo terminaría esta novela / con una frase de Bolaño”.
La obra de Crisólogo ha sido traducida en diferentes idiomas y se clasifica como “poesía urbana”, aparece en revistas nacionales e internacionales. Participa activamente en encuentros internacionales de poesía y proyectos de arte crítico.
Roxana escribe historias dándole voz al silencio, representa pérdidas, disputas de poder y reflexiones sobre la identidad: “Al teclear me preparo para un nuevo dolor / mis dedos postrados en la mayólica del aire / van por la intransigente línea del tren” Y regresa siempre a sus raíces por medio de la poesía: “viajo sin dejar que el silencio influya / que fluyan los árboles / abandonarse / a f l o r a r”
Imágenes que parecen glaciales en el tiempo: “los latinos / bailan algo parecido a este sótano / sin luz / algo más o menos cercano / a un desierto” Un encuentro cruel y maravilloso con la realidad que la rodea: “hacen falta cortes de luz / hace falta algo / que le ponga orden / a esta pesadilla de bailar sola.”
Realista, directa, dedicada a la promoción de la literatura, sus libros más destacados son: Abajo sobre el cielo (próxima publicación “Sotto sopra il cielo“ en italiano bajo el sello editorial Seri Editore), Animal del camino, Trenes, entre otros.
La poeta peruana mueve en sus lectores una corriente enigmática, la ilusión de abandonarse en la existencia, de mezclarse entre los sentimientos y la distancia: “¿has entendido que esta imposición de piernas y manos / no es producto torpe de la casualidad?”
Rocio Bolanos
te imagino vendiendo chucherías
contándole a la gente lo lindo
lo maravilloso que es vivir en el Perú
vendiendo en un idioma que no existe
un país que tampoco existe
puedo ver a mi hermana vendiendo
en un pueblo de nombre impronunciable
compitiendo con turcos alegres
hábiles vendedores de baratijas
entre alfombras y sedas
la estudiante de cabello largo
la muchacha pobre de San Juan de Miraflores
(cerca de lo que algún día con suerte
llegará a ser un tren)
vendiendo como quien se vende a sí misma
como quien recupera una parte
de su orgullo perdido
exigiendo el precio más alto
dientes blancos
que llamará collar de piraña y ella luce
con verdadera dignidad
piel marrón de huaco
que conseguirá admiren
mirada de bronce como la de los embrutecidos
en las minas
manos enrojecidas por el trabajo negro
tú les dirás que es su color natural
Hay días que no tolero más ruido que el de las construcciones
y el café no endulza … -no hay nada que endulce este café-
y quisiera ser la virgen que adorna el vello crepuscular
de un acolchonado cuadro
llamarme Rosa … -Rosita-
tener el cabello largo y los pies pequeñitos y rosados
como los de una conocida muñeca
y llevarle a los muchachos de la construcción
tappers limpios de comida
papas sancochadas con pollo
mi buena sazón que venderé
y revenderé
con sendos cerros de arroz
lechuga agria y ají
de algo me servirá ser acomedida o liviana
sudar
atados de ropa limpia y una toalla
por si la transpiración
y luego pensar en los acabados del edificio
-como terminaré yo-
muros sellados y cielos falsos en placa de yeso
-donde terminaré yo-
soldaduras anclajes fijaciones de plástico
dónde anclaré
me desfondaré
y terminaré yo
y nada de prevención y mantenimiento
de martillos taladros patologías y formas
que hincan su cabeza de movediza serpiente
y me invitan a rodar
sentirme en la erosión de esta tierra de doble piso
sin fondo
y empapelan el ruido de un enceguecido tránsito
de aves guaneras como el dolor
de alguna primera vez.
Aquí no se escucha cumbia
aquí no se escucha nada
y cada paso de baile es un cuento chino
una pisada de pies
una mezcla de tragos
y lo que los latinos
despreocupadamente ordenan
y me hará volar
los latinos
el gueto de los colores
algunos fugamos en el heavy metal
que se escucha como un idioma secreto
detrás del baño
los latinos
bailan algo parecido a este sótano
sin luz
algo más o menos cercano
a un desierto
bailan
yo sólo escucho la música
que poco a poco
va adquiriendo una forma siniestra
pocas cosas quedan claras
a esta hora que besamos
las manos frías de las conversaciones
con risas intrusas
intrusas como queríamos ser
frente a la parquedad del vodka
ante la inevitable intromisión
de una cerveza
Hace falta una rockola
que diga las cosas desde el corazón
hace falta un viento fuerte
hacen falta cortes de luz
hace falta algo
que le ponga orden
a esta pesadilla de bailar sola.