Palermo, Buenos Aires
Il vento muove le foglie degli alberi
come segnali di luce intermittente
di fianco al sentiero dove so che vive
quell’uomo, che amavo tanto.
Torna il suo nome, ogni volta più strano,
come una cassa che è rimasta vuota.
Non vado a vederlo.
Cadono i semi dei platani.
Volano gli uccelli,
troppo basso.
Donne belle
ne passano tante.
Più dei fiocchi
che cadono dai rami
o lo stormo
di folli colombe.
Io invecchio.
Sono lontana da tutto.
Dalla Bellezza,
dalla Immensità.
Adesso che Capisco
e Compatisco,
adesso che qualsiasi posto
va bene,
sto approdando sempre tardi.
Passano gli uomini senza Mistero
sul mio cuore senza Inquietudini.
Solo quando dimentico tutto
il tempo si muove, intempestivo.
Profondamente,
come un attentato.
-Questi fiori bianchi che si aprono
sugli alberi, per Natale,
sembra che lo facciano a proposito.-
Palermo, Buenos Aires
El viento mueve las hojas de los árboles
como señales de luz intermitente
junto al sendero donde sé que vive
el hombre aquel, que yo quería tanto.
Vuelve su nombre, cada vez más raro,
como una caja que se quedó vacía.
No voy a verlo.
Cae la semilla de los plátanos.
Vuelan los pájaros,
demasiado bajo.
Mujeres hermosas
pasan muchas.
Más que los copos
que caen de las ramas
o la bandada
de palomas locas.
Yo envejezco.
Estoy lejos de todo.
De la Belleza,
de la Inmensidad.
Ahora que Comprendo
y Compadezco,
ahora que cualquier lugar
es bueno,
estoy arribando siempre tarde.
Pasan los hombres sin Misterio
sobre mi corazón sin Inquietud.
Sólo cuando lo olvido todo
el tiempo se mueve, intempestivo.
Profundamente,
como un atentado.
-Estas flores blancas que se abren
sobre los árboles, para Navidad,
parece que lo hicieran a propósito.-
de Cuadernos de Lolog, que aparece en abril próximo por Postales Japonesas Editora, Córdoba, Argentina
Traduzione di Antonio Nazzaro