Poeta, editor y escritor dominicano, recibió el Premio Nacional de Poesía dominicana (Salomé Ureña) en 2009 por su antología de poesía “Postales”. Es el único poeta latinoamericano –hasta el momento- que ha participado en el Festival Internacional Literario de El Cairo.
La obra de Báez se caracteriza por el talento que manifiesta cuando mezcla observaciones cotidianas, conocimiento de la cultura de hoy en día y la sabiduría callejera: “Escribo desde el techo de nuestro edificio / mientras el sol se está poniendo / más allá de los árboles y las casas de madera.” Parte de su trabajo ha sido traducido en inglés y árabe. Actualmente está en la lista de los mejores escritores
Ha publicado varias antologías de poesía, cuentos y ensayos en República Dominicana, sin embargo, se le puede identificar también como psicólogo, investigador social y traductor. Sus textos se delinean sobre el humor y la metaliteratura de un yo íntimo.
Se cuestiona y reflexiona sobre la condición de ser poeta: “Pero bueno, la cuestión es si los poetas y los DJ se pueden conciliar. // Si pueden ser uno, / si es posible escribir con una mano poemas y con la otra pinchar discos.” Sus poemas contienen imágenes del malecón, de su barrio, referencias de los sueños migratorios: Envolvieron el paisaje tropical / como si fuese un lienzo y lo empacaron todo / como si se tratase de un circo que se mueve a otra ciudad” una clara celebración del amor: “todos los poemas de amor son irreales / los poemas de amor que el poeta escribe intencionalmente irreales / son los más reales de todos” y nombres de escritores que han sido sus fuentes de inspiración: “John Keats escribió que no hay nada / menos poético que un poeta. / El poeta es a la poesía lo que las tuberías son al agua.”
Su poesía es una puerta a la desenvoltura lírica que conquista a los lectores, una voz auténtica de la poesía latinoamericana contemporánea.
Rocio Bolanos
Poemo
Con un palito toqué el cuervo
que encontraron los niños
debajo de ese árbol
le decía vuela lejos
vuela a la rama
y el cuervo graznaba
y era enorme
como el poema de Poe
y lo tocaba con el palito
y le decía vuela lejos vuela a la rama
como alguien que hablara con algo
que no está ahí y lo supiera.
*Poema inédito*
Corte de pelo
Antes de ir al hospital acompañé a mi padre
a recortarse el pelo y el barbero de brazos tatuados
limpió el sillón con un trapo como si se tratara de un trono
y mi padre con su barba y sus lentes dudó en sentarse,
porque él odiaba cualquier privilegio
y si iba a esa barbería donde los decibeles
del reggaetón y de las salsas
rompían los tímpanos de los clientes
era porque se sentía como en casa
y las tijeras del barbero eran un pájaro
que aleteaba sobre la cabeza de mi padre
y entonaba una canción
que era imperceptible para los mortales.
Era una canción sobre la muerte
y ese era el último corte que se haría mi padre
y eso no lo sabía el barbero,
no lo sabía yo
no lo sabía nadie.
Afuera brillaba el sol,
avanzaba el viernes
y los otros barberos trasquilaban
con sus maquinitas las cabezas
de otros clientes.
A veces he pensado en ir a la barbería
y contarle al barbero de brazos tatuados
que mi padre ha muerto.
O quizás no decirle nada
y sentarme a que me recorte
con esas tijeras que aletearon como un pájaro
sobre la cabeza de mi padre.
Entonces sabría el significado
de la lúgubre canción que las tijeras entonaron,
comprendería y sería como siempre
demasiado tarde.
Sin título
esperar el amanecer sin afeitar
en cualquier azotea de la ciudad
sentado en una cama extraña con ojos rojos
y calzoncillos ajenos.
Nocturno
De este lado del malecón se distinguen
las luces de los edificios y los faroles de la costa
como si fuesen barcos.
A veces un barco mercantil o un crucero sale
del puerto con todas sus luces prendidas
y atraviesa el mar.
Entonces uno imagina que las luces parpadeantes
de la costa también se transforman en barcos
y que las casas y los edificios se desplazan por el mar
y que Santo Domingo entero se echa a navegar.