Alejandra Pizarnik (Argentina)

Alejandra Pizarnik (Argentina) 1

 
 

Poeta argentina de descendencia judía. Estudia Letras en su país natal y decide recorrer camino como periodista, se dedica también a las Bellas Artes y es una de las grandes voces de la generación del sesenta. Su obra se clasifica como gótica surrealista, sus temas favoritos son: la noche, la inocencia perdida: “Mi infancia sólo comprende / al viento feroz / que me aventó al frío”, la soledad: “ No / las palabras / No hacen el amor / hacen la ausencia / si digo agua ¿beberé? / si digo pan ¿comeré? / en esta noche en este mundo / extraordinario silencio el de esta noche / lo que pasa con el alma es que no  se ve / lo que pasa con la mente es que no se ve / lo que pasa con el espíritu es que no se ve / ¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades? / ninguna palabra es visible”  la alegría excluida y la locura: “Siniestro delirio amar a una sombra. / La sombra no muere. / Y mi amor / sólo abraza a lo que fluye / como lava del infierno”.

A lo largo de los años mantiene un lenguaje impregnado de muerte: “La muerte ha restituido al silencio su prestigio hechizante. Y yo no diré mi poema y yo he de / decirlo. Aun si el poema (aquí, ahora) no tiene sentido, no tiene destino.”

Vive en Francia por un período donde trabaja como traductora y correctora, regresa a Argentina y realiza una exposición de sus dibujos y pinturas, gana dos de las becas más importantes para su carrera en Nueva York y pronto regresa definitivamente a su país, sobrevive dos intentos de suicidio y continúa escribiendo con un sentimiento latente de no pertenecer a este mundo y un infierno interior  que describe en sus poemas: “no quiero ir / nada más / que hasta el fondo”

El trabajo de Alejandra Pizarnik es considerado como la articulación de las palabras donde solo hay comunión con el silencio: “silencio/ yo me uno al silencio/ yo me he unido al silencio / y me dejo hacer / me dejo beber / me dejo decir” Habla de complejidades y complicaciones desde su condición mental y resulta una sobrevivencia a la devastación y al dolor psíquico, plasmada en una obra poética con la que logra cuestionar e iluminar las luces particulares de sus lectores.

Con todas sus manifestaciones vibrantes, Pizarnik declara que su ideal sería hacer poesía con cada minuto de su diario vivir: “Ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis, /  haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo, rescatando cada frase con mis días y con mis semanas, infundiéndole al poema mi soplo a medida que cada letra de cada palabra haya sido sacrificada en las ceremonias del vivir” Elige el suicidio como final, expresando su elección en uno de sus poemas: “Camina silenciosa hacia la profundidad / la hija de los reyes”. Como legado deja un diario extenso, cartas, escritos y relatos cortos, breves novelas y libros poesía además de las publicaciones póstumas.

Rocio Bolanos

 
 
 
 
EXILIO
A Raúl Gustavo Aguirre
 
Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.
 
¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas?
 
Siniestro delirio amar a una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.
 
 
 
 
 
 
LA CARENCIA
 
Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
 
Pero creo que mi soledad debería tener alas.
 
 
 
 
 
 
EL AUSENTE
 
II
Sin ti
el sol cae como un muerto abandonado
 
Sin ti
me tomo en mis brazos
y me llevo a la vida
a mendigar fervor.
 
 
 
 
 
 
LA DE LOS OJOS ABIERTOS
 
La vida juega en la plaza
con el ser que nunca fui
y aquí estoy
baila pensamiento
en la cuerda de mi sonrisa
y todos dicen esto pasó y es
va pasando
va pasando
mi corazón
abre la ventana
vida
aquí estoy
mi vida mi sola y aterida sangre
percute en el mundo.
 
Pero quiero saberme viva
pero no quiero hablar
de la muerte
ni de sus extrañas manos.
 
 
 
 
 
 
DESPEDIDA
 
Mata su luz un fuego abandonado.
Sube su canto un pájaro enamorado.
Tantas criaturas ávidas en mi silencio
y esta pequeña lluvia que me acompaña.